jueves, 23 de julio de 2009

Necesito Valium.

No, esta vez no tengo nada gracioso para contar. Tampoco se me ocurren demasiadas reflexiones interesantes para abordar hoy.
No es que no me haya ocurrido nada desde mi último post a la fecha, no es que en el país no haya ocurrido nada, ni en latinoamerica, ni el mundo. De hecho creo que, por enumerar nomás, podría contar bastantes hechos:
- A título personal: promocioné una materia; ya tengo mi pasaje a Cuba; y bueno, creo que no mucho más porque estoy de vacaciones hace tres semanas.
- A nivel país: pasaron las elecciones, el kirchnerismo perdió a lo largo y a lo ancho del país; se acordaron que había epidemia de gripe a (antes gripe porcina, ahora influenza n1h1) y se generó una paranoia general insoportable; reformaron algunos miembros del gabinete, pero el simpatiquísimo de Moreno sigue en su cargo; ayer nevó en todos lados menos en La Plata, los de TN tuvieron un ataque de conciencia social y se fueron al Parque Lezama a hacerles entrevistas a los vagabundos que dormían ahí; Estudiantes ganó la Copa Libertadores; terminaron Los Pells, terminó Gran Cuñado (por suerte), empezó Gran Cuñado VIP (la UTA!); en síntesis, creo que no mucho más.
- A nivel internacional: surgió el escándalo de las chicas berlusconi; Corea del Norte sigue amenazando a su par del sur nada más y nada menos que con misiles nucleares; Obamma está tratando de reformar el Plan de Salud y no lo dejan; un senador yanky se curtía a una argentina y se armó escándalo; hubo un golpe de estado en Honduras, un tal Micheletti está dele que dele con la represión y Zelaya -el presidente constitucional- estuvo horas dando vueltas en avión por encima de Tegucigalpa, a ver si lo dejaban aterrizar, cosa que finalmente no hicieron; y supongo que habrán pasado varias cosas más que me estoy olvidando.
Y en medio de todo eso, de todas las acciones que se suceden día a día en el mundo de los mortales, en nuestro mundo. En medio de las apariciones y desapariciones, de los encuentros, de las señales, del mar, de la nada, del frío, del calor, de los desastres naturales. En síntesis, cuando menos lo esperaba, apareciste de nuevo. Como un tarado, riendote, aparición onírica, casi irrisoria, diciéndome vaya a saber qué cosa. Es evidente que ya a esta altura reprimo, por suerte reprimo.
Pero me quedan tus palabras rebotando, cuando ya no hace falta. Descubro el calor de los brazos cruzados, el aroma, el plástico de tu perfume. La sonrisa, diciéndome que cuándo vamos a decidirnos. La mirada de siempre.
Bla! Palabras... palabras que van y vienen, que llenan los silencios de los desesperados, que llenan nuestros silencios. Palabras, que salen disparadas, como balas que hieren hasta en lo más profundo, por lo menos de mi cuerpo, vos no, vos te pusiste el chaleco anti balas antes de empezar a disgregar, antes si quiera de mirarme.
De nuevo al vacío ¿por qué tenías que aparecer ahí, si ya no ocupás más lugar en mi mente? Te da por la risa, evidentemente te guardaste un surco de mi cerebro y te quedaste ahí, cómodo, tomándote un cabernet sauvignon y esperando a que te descubran.

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