domingo, 7 de junio de 2009

Crónicas etílicas I

Anoche fue extraño, muy extraño.
Podría empezar repitiendo una promesa que hago cada domingo, cuando me levanto con ESE dolor de cabeza y sensación de extrañeza, de no saber cómo, ni por qué, estoy dónde estoy. Pero me parece que no tiene demasiado sentido, porque evidentemente a las promesas se las lleva el viento.
Cómo sea, no voy a expíar culpas a través de un blog. Ayer teníamos una fiesta grande con mucha gente de todo el país y yo venía de aprobar un final el martes, así que creo que me lo tenía bien merecido el temita de ponerme como cuba y bailar hasta la madrugada.
El aliciente negativo es que la fiesta era en la facultad, y la verdad que yo no soy muy adepto a estas fiestas en las que todo el mundo aparece con el pulover de llama, la polaina de llama, la boina de llama, el morral atadísimo en el cuello que no sé cómo no los ahorca, con la barba y un mucho olor, porque no sé por qué no se pegan una ducha antes de ir a la fiesta. Y además dicen que bailar reggaeton es un bajón, porque "es re careta" que mejor pongan manu chao o el raly barrionuevo. Bueno, tal vez me fui un poco de tema, porque no es que toda la gente que va a las fiestas en las facultades es así, pero una gran parte sí y la otra son adolescentes quinceañeros que se creen que por ir a una fiesta en la facultad van a cojer seguro.
En fin, me irritan y me enervan, lo acepto.
Cuestión que tenía esa fiesta en la facultad y tenía el final aprobado. Y bueno...
Para empezar, cuando llegamos (cuándo no?) estaba tocando una banda, de un montón de gente con sombreros y ropas raras, disfraces, una cosa bastante circense. Me cayeron simpáticos cuando cantaron una versión ska de "quizás, quizás (o perhaps, perhaps), entonces me cambió un poco el humor, aunque tal vez es posible que también haya sido el alcohol el que haya comenzado a hacerlo.
Al no-sabría-bien-cuál vaso de cerveza (fueron muchos) y el primero de vodka con naranja, me encontré discutiendo con un muchacho (que bien podríamos haber estado haciendo cualquier otra cosa menos discutir, te diré...) que milita en una agrupación que claro, no es la mía. Eso no es nada, la discusión iba bien, me gusta y divierte discutir política, así que no estaba tan mal la situación. El momento clave fue cuando lo vi venir a uno de los chicos, directo hacia mi amigo político, con cara de "vos no me caés muy bien, te convendría rajar de acá". Repito, la situación fue confusa, y de repente estaba yo gritando "PARÁ, TE ESTÁS YENDO A LA MIERDA PARÁ", en medio de un montón de gente y un revuelo general que parecía terminar en rosca global.
Por suerte nada pasó a mayores.
Ya al segundo o tercer vaso de vodka (que me tuve que servir yo, porque los que servían estaban igual o peor que yo) con los varios vasos de cerveza encima, entré al hall de la facultad y ¿quién sonaba? Sí, Daddy Yankee. Como comenté anteriormente, mi mamá se hizo fanática de Daddy Yankee, así que ahora suena todo el tiempo en mi casa. Y yo, que no soy un fanático, te digo que el tema "Llamado de emergencia" me hace subir como pedo de buzo. Y ahí estaba bailando, sudando como negra en baile, con Ro, una de las chicas. Creo (porque la verdad no me acuerdo muy bien, tal vez me lo fantasée) que al pasar uno me dijo "qué gay" (¡vaya novedad!). Y le dimos duro y parejo hasta que fui a buscar más cerveza porque moría de sedy me explicaron que no había más, pero que estaban llegando nuevos cajones. Indignado, fui hacia la barra de vodka, que claro, los que estaban atrás ya a gatas podían deletrear sus nombres y me volví a cerrar. Y a partir de ahí ya sí que todo es muy confuso.
Creo que pasaron dos horas, y no me di cuenta cómo, estaba cargando cajones vacíos y tratando de escapar de lo inexorable... limpiar.
Bueno, el operativo fue un éxito y nos volvimos en auto con Manu. Entendiendo que tenía que comer algo con urgencia, y tomar Coca Cola, porque sí, en un semáforo en rojo aproveché y me bajé corriendo del auto. Lo último que escuché fue: "Tarado, pará que estaciono".
Y bueno, creo que nada más.

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